time to pretend
diciembre 9, 2010 § Deja un comentario
INT. DÍA. DOMINGO DE RESACA
Ana está estirada en la cama y escuchando algunos temas que sonaron ayer. Y también algunas canciones decadentes de cantantes nihilistas para post-adolescentes. Y vuelve la confusión. Empieza a pensar que la incertidumbre y la libertad son divertidas pero no le gustan del todo porque también son traicioneras e imprevisibles. Ana, estirada en la cama y con calcetines de las Navidades pasadas, siente que puede hacer lo que le plazca, ser quién le plazca, disfrazarse, beber, bailar, caer, volver a caer, fumar, comer, no comer, no levantarse y pensar y no pensar y no peinarse y sí a todo y no a nada. Y suena a sucedáneo de Bukowski pero no le gusta porque es un capullo que creía que las mujeres eran nada. Y luego no le gusta su pensamiento feminista y se pone a leer igualmente a Bukowski y a Kerouac y a escuchar a Doherty y a Banhart y a todos esos yonkis vivelavida. Pero no quiere y quiere a la vez. Porque Ana tiene miedo, pero cuando lo pierde y cuando se sorprende, se tira a la piscina y se moja de pleno, habiéndose olvidado de traer una toalla. Ana no entiende de términos medios y siempre vive con un impulso reprimido (como un grito a medianoche) y no entiende como todo el mundo puede vivir así, entre líneas rectas y semáforos. La noche anterior estalló, como muchas otras, pero fue como un cojín que cae al suelo y no le pasa nada. Como un estallido que nadie ve. Noches irreversibles y faldas que huelen a humo. Cuando estalla, Ana se siente inmadura y algo estúpida. Y seguramente lo seas, Ana. Confusión. Vivir y salir y beber y vivir de otra manera y vivir de nuevo como se debería vivir. Ana recuerda que se siente rara con tacones, que a veces le gustan mucho y otras nada. Y solo bebe whisky. Y algo de ron, pero siempre le sienta mal. Tampoco fuma pero acaba fumando. Absurdo. Absurdo domingo de resaca en el que Ana pone en duda su futuro y sus expectativas y cogería un coche y se iría a desayunar a París con un par de chicos y chicas guapas de sexualidad dudosa. Ana no entiende como el microcosmos de la noche se ha adentrado en el día y no para de llamar a la puerta. Y sigue pensando en el desayuno en París y que los cuatro irían con vestidos extraños sin llegar a ser ridículos. Tal vez Ana quiere a su Otto y jerséis de lana y galletas mal hechas tratando de tener forma de corazón. O quiere a otra Ana. Sigue estirada en la cama aunque aún huele los croissants de París. Es hora de dormir Ana. Basta de música de banda sonora de película adolescente. Duerme Ana.
thanks, Wilde
diciembre 6, 2010 § Deja un comentario
born to be wild
diciembre 6, 2010 § Deja un comentario