ave rapaz

batalla

Primer asalto: Causalidad. Los instantes previos a un cruce previsto. Se activan el olfato y la agudeza visual. La presa avanza por un paso de cebra mientras el cazador espera tras el semáforo. Empieza a llover y  ambos encuentran cobijo en un portal antiguo.

Segundo asalto: El baile. La confusión de los cuerpos y el movimiento distraído. Gotas de agua a cámara lenta y el comienzo del desafío dulce. La coreografía pausada de quienes saben parar el tiempo y una melodía silbada hasta conseguir que salga el sol.

Tercer asalto: Cuerpo a cuerpo. El choque de fuerzas y la mezcla heterogénea de los átomos. El descontrol de las medidas de longitud y los rasguños; Los mordiscos y arrancarse la piel lentamente hasta acabar desnudos en la noche fría del desierto.

Cuarto asalto: Salto mortal. El andar errante hasta el abismo. La incertidumbre y el horror vacui. Las palabras fútiles y los silencios incómodos. La afirmación del error y la deformación de la realidad, el insecto del deseo que come del mismo plato que la conciencia y decide saltar sin salvavidas.

Quinto asalto: La supervivencia. El camino sobre las aguas y los pies de plomo. El descenso paulatino y el líquido que entra por la boca y la nariz. Las relaciones de ideas en remojo y el intento inútil de salir a la superficie. El encuentro con las profundidades marinas y el conformismo.

Sexto asalto: Los diez segundos. Cazador y presa tambalean contra las cuerdas del ring. El suelo está frío y empieza la cuenta atrás. Cazador y presa planean un último intento y golpean sus cuerpos mientras los flashes de las cámaras empiezan a disparar. La caída.

Séptimo asalto: Suelo compartido. El tacto frío y arisco de la pérdida. La presa cazada y el cazador apresado levantan levemente sus cabezas y se encuentran con la mirada del otro. La sonrisa de la rendición y el aplauso del público. La respiración pausada, el silencio cómodo y el fin de la batalla.

biología de la imperfección

(clicar sobre la foto para dilucidar el poema)

cuando pienso en voz baja

It was totally unnecessary. And I don’t like the things being unnecessary. Well, these kind of things. I mean, when we talk about watching the moon for many hours or playing the guitar really bad or getting wet in a winter day or something like this, it’s worth. But this isn’t worth I guess. But I’ve learned. I’ve learned a lot so thanks for becoming my new life teacher for a few days. Thanks, thanks a lot. Now I feel really, really empty. And, as Carver says in some of his books, “the emptiness is the beginning of something”. So let’s begin something new. It’s time to stop this heavy days, this hot, this closed windows, this lack of inspiration, this red eyes, and all this known stuff. Thanks a lot for starting a game that you didn’t wanted to play. I know it’s my fault to porpouse this kind of silly games, it’s just annoying, I know. So get relaxed and breath again listening to a new arrhythmic song. Thanks for throwing through the window all my clothes, my hopes, my voices, my landscapes, my weakness, my all. I’m not being cynical, I really do think. Thanks for telling me, without words, that my way of doing the things it’s just stupid, childish, understandable and stupid again.

Thanks a lot, man, now I can start again with more strength than ever.

sms al 7777

(text rescatat de fa un parell d’anys)

And so many times we get scared, c’est la vie, te dices, pero cuando se repite, cuando a cada paso miras atrás, al semáforo, a las esquinas, to everyone que, insaciable, espera expectante tu caída, o almenos -producto de tu carácter asocial-, eso es lo que piensas, es cuando empiezas a temblar. There’s no reason to worry y no vivir la vida, te dices (y suena en tu móvil «tu-tutututututut, don’t worry tu-tututututut, be happy»), pero las múltiples polifonias del carpe diem ya no entran por ningún oido. Envia un sms al 7777 con la palabra Imbécil y conseguirás saber si tu pareja te quiere, las respuestas del examen, qué hay hoy para comer y el número ganador de la lotería. Tecnolopatía para todos y muy poco aire de la calle en mi salón. El idealismo se ha ido de acampada y se ha llevado a Sra. Ilusión y Srta. Risaespontánea y parecen ir cargados de provisiones. Y entre la claustrofobia de una Babilonia de cartón pluma, tan vulnerable como tu incapacidad por darte cuenta que no son más que falacias lo de los diarios del Domingo, sigues aturdido por no saber como cambiar el mundo, y dejar, en esa lucha de papel maché, que él te cambie a ti. Sí: las ecuaciones no te salen y te olvidaste de hacer raíces cuadradas, y el almuerzo no va en una bolsita de ropa con tu nombre bordado y cada tres por seis ensaladas Isabel aptas para paladares adictos al crack. Y lo de, qué más dará que piensen los demás suena a verso de poeta olvidado. Y todo flota, like a Radiohead song. Y ya no te tiras a ninguna piscina si no llevas flotador. Y te tiras al alcohol, a dosis de «hoy si puedo» y libros de autoayuda de oferta en Carrefour. Y de la Constitución solo memorizaste la Ley del mínimo esfuerzo. And why don’t you buy a new lienzo, y que crezca, surja, se reproduzca y se reduzca, sonría y vomite todo el óxido que te paraliza y se hinche como un globo y salga volando. Oui, c’est parfait, solo dame un pasaje al vuelo del caramelo,

sí, en la zona de fumadores y sin cinturón.